Querid@s amig@s,
Resulta que una propone y el cuerpo dispone. Se ve que el mío tiene vida propia y no hace caso de mis instrucciones, así que yo le pido amablemente que se esfuerce un poquito y cumpla como corresponde en las rehuertas y en la vida moderna, y él me dice que de eso nada, que lo que quiere es unos días de reposo y calma chicha, y de cualquier manera y sin educación ninguna, va y me envía una malura de esas de dos semanas convaleciente y sin poder moverme. Así que os pido disculpas por este tiempo de retiro y silencio obligado, y os digo que he hablado muy seriamente con él, para que en un tiempo largo no vuelva a darme ni guerra ni más sustillos como este.
Bueno, pues ya estamos de nuevo con los pies y las manos en la tierra, agarraditos a la azada, prestos a preparar la tierra para la producción de verano. En estos quince días de ausencia del pueblo, me cuentan que ha nevado, y se nota en la tierra, que ha reverdecido ayudada por el calor posterior (escribo con el sol entrando por la cristalera abierta, en manga corta, como si fuera ya casi verano). El huerto de invierno sigue produciendo, y quizá la nieve tardía ha servido para evitar que los cogollos espigaran y se convirtieran en tallo y flor. Ojalá también haya servido para abastecer nuestras fuentes que a estas alturas están mermadas y escasillas.
Dani Finch Hutton sigue de safari hoy en la sabana, mañana en la selva, pasado en la huerta, pero han llegado refuerzos, porque Javi, nuestro compañero cooperante, que es casi literalmente el familiar en América, ha regresado y desde la próxima semana estará echándome un cable con la producción (muchas gracias Javi, que gustito tenerte de nuevo en casa).
Aunque entramos en tiempo de trabajo arduo en el campo, os cuento que el día 29 hicimos huelga y no trabajamos
(aunque sobre todo lo voceamos, porque en un lugar como el nuestro, donde no hay centros de trabajo, ni locales de empresa con trabajadores contratados, ni comercios de ningún tipo, y la media de edad supera la edad de jubilación... pues estos gestos no transcienden). Pero nos parecía importante respetar que otros tampoco tuvieran que trabajar por nuestra causa y pudieran ejercer su derecho de reclamar que no sean los derechos que tantos años costaron conseguir los primeros en sacrificarse para que los mismos de siempre vivan igual de bien (o mejor), mientras los mismos de siempre vivimos cada vez peor. El derecho al trabajo digno, en condiciones dignas, y con una mínima cobertura social no es un capricho ni un lujo prescindible, no estamos pidiendo regalos ni prebendas, solo poder ganarnos la vida con el fruto de nuestro trabajo, ahí es nada, y nada es lo que tienen tantos.
El campo está tímido, con este clima extraño y extremo en el que pasamos del calor del preverano a la helada y la nevada de invierno, y sin agua de por medio. El cereal va retrasado, y si otros años las tierras se veían verde por los brotes altos, ahora se ven bajitos, y con mucho terruño seco todavía. Para colmo se prevén topillos, y en los paseos se pueden ver ribazos quemados, por intentar que esta vez no se conviertan en plaga, que aun recordamos todos la última de hace unos años. Lástima el desequilibro de predadores, que hacían de regulador natural.
A nosotros nos ha llegado un inquilino al huerto de Miraflores, un gato grande, gordo y orondo de pelo blanco y rubio, que sestea al sol, tumbado sobre las mantas térmicas retiradas. Este gato pancho, se queda lamiéndose las patitas mientras una hace sus labores, imperturbable él, y yo le miro con agradecimiento y procuro que esté cómodo, porque desde que está él, mis brócolis están enteros sanos y salvos de mordiscos de roedores cara duras. Estoy por llevar a la gata Tigris, que pese a ser de pueblo desde que nació, se nos está convirtiendo en una señorita de casa, del sofá al sol, y del sol al sofá, con un par de maullidos de por medio para reclamar comida de bote.
A nuestros vecinos del pueblo, os cuento que ya estamos todos con los motores arrancados para la Semana Santa, con ganitas de veros a todos, y con el bar y el restaurante abiertos, y bien rica que es la comida, que ayer pudimos probar una ensaladilla casera, hecha con verduritas frescas y ecológicas cocinadas al vapor, que era de las de quitar el hipo, y hacer cerrar los ojillos para saborearla mejor.
Un abrazo muy fuerte, felices días de vacaciones y descanso para aquell@s que podáis disfrutarlos y salud (a ver si yo misma me doy por enterada) y buenos alimentos para tod@sQuerid@s amig@s,
1 comentario:
Tesorete, me alegro de que te hayas recuperado y como las lluvias están aquí, espero que la cosecha sea bueno. En cuanto mi Lucero vuelva de sus andaduras, espero poder ir a visitar ese bar, que ya sabes que son buenos lugares donde arreglar este mundo, que se nos cae a pedazos.
Un besote.
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