Queridos amigos,
La semana pasada fue la última con hueco para el asueto de este año, y lo celebramos como solemos hacer en este pueblo: con una parrilla, algo que echar al fuego, buenos amigos, buena conversación, y en este caso el debate especializado de si el área del triángulo se calcula multiplicando la base por la altura y dividiéndolo entre dos o entre la panceta.
Estamos a las puertas de todo: de la siembra y el transplante ineludible de las plantas que cosecharemos en verano, del final de la cosecha de invierno, de la apertura del bar restaurante y tiendita de nuestro pueblo, que después de un año largo y algunos quebraderos de cabeza, y si todo sale según lo previsto, estará abierto a todos el próximo jueves veintiuno de abril, justo cuando todo el mundo mundial de este país esté cerrado por vacaciones de Semana Santa.
El cartel de las fiestas de Amayuelas reza año tras año: “ningún pueblo sin fiestas, ninguna fiesta sin pueblo”. Parafraseando esta verdad, nosotros añadimos "ningún pueblo sin bar, ningún bar sin pueblo". Porque en estos pueblos como el nuestro un bar no es solo un negocio de bebidas, es muchísimo más: es el lugar donde se reune todo el mundo a contar y distendirse, a jugar la partida y hablar del campo, y de la caza, y de lo divino y de lo humano. A ver el partido, a hacer vida social. Para nosotros es importante que el bar pueda subsistir de sus ingresos, porque si no no será viable, pero tan importante como eso es que sea un espacio vivo, donde se pueda ir a ver una película como si uno fuera al cine, y comentar después lo guapísimo que estaba Robert Redford en Memorias de África o que (como bien sabe nuestros amigo Recio) nunca ha existido nadie tan cowboy y duro como John Wayne. O a gritar con los goles de un equipo u otro. O a cantarlo todo en el karaoke del sábado vespertino, o el bingo popular de todos, o las tarde de labor las mujeres mientras nos enseñamos los unos a los otros lo poco o muchísimo que sabemos y que no queremos que se pierda. Y todas las reuniones de todos, en torno a un puchero, una cochinilla de Chena, una ensalada de apio, o un platito de cardo, o una muestra de la matanza de cada casa, un vasito de vino, con los cantos de José María el Zaborro, de Chispi, que también se las sabe todas, o del señor alcalde entonando como nadie a Fito y los Fitipaldis. Porque un bar en un pueblo es el lugar de la fiesta y de la celebración, y del descanso y de las risas. Y no podemos estar sin ello.
Así que, huérfanos como nos habíamos quedado al final de bar, y propensos como somos a liarnos un poquito más la manta a la cabeza, hemos decidido que ¡venga!, y nos hemos embarcado en esta nueva aventura, intentando todo lo anterior, y también que cuando vengáis a visitarnos no sólo podáis vislumbrar las hortalizas en sus huertas, si no que también podáis degustarlas ya cocinadas, y servidas en un plato. Y no sólo nuestras verduras, también los pollos de corral de Cristina, y los corderos de Geromo, todos ellos ecológicos, y degustar un buen café proviniente de Nicaragua y del comercio justo, o una legumbre cultivada como antaño, sin pesticidas ni químicas. Y bien aliñado y guisoteado con sus buenos aceites ecológicos... Nuestra idea es que en la medida de lo posible, los productos que se comercialicen y sirvan tengan un origen local (próximo a nuestra tierra) o ecológico. Mejor si son las dos cosas a la vez.
En fin, que aprovechando la alineación de los astros y las circunstancias de esta semana, con el jueves (día de reparto) coincidiendo con festivo y con todo el trajín que nos traemos ultimamente, venga a poner plantas, venga a preparar riegos, venga a ultimar preparativos de apertura, hemos decidido que esta semana vamos a dar un respiro a las huertas y a nuestros agotados cuerpos, y aprovechando que España entera está de vacaciones, vamos a saltarnos el suministro haciendo caso de algunas de las sugerencias que nos habéis hecho llegar, y vamos a aplazar la entrega de verdurillas hasta la próxima semana, cuando volveremos al ataque, con las rehuertas, los pedidos, las suscripciones y ¡el bar del pueblo abierto!.
Mientras tanto os dejamos con otra pequeñita historia de nuestro pueblo que tiene que ver y mucho con la celebración del pasado jueves, 14 de abril, día de la República. En nuestro pueblo no todas las calles están bien identificadas con sus placas que las ponen nombres, así que en el pleno se ha decidido pedir presupuestos para hacer placas nuevas, cerámicas, artesanas y bien bonitas.
Debatiendo sobre cuantas hacen falta y sobre los nombres de las calles, y los recorridos que abarcan, nos enteramos de que nuestra plaza del Ayuntamiento no se llama así, si no que su nombre real es el de Plaza de la Constitución, nombre intocable y resistente, que no ha variado desde el año 1931, pues es a esta constitución a la que hace referencia y no a la actual y más reciente de 1978.
En nuestro pueblo no hubo ningún ajusticiado durante la guerra civil, porque cuando llegó el momento de las sacas y las limpias, el señor alcalde y el cura, los dos a una, se avinieron a decir que en este pueblo todos los hombres lo eran de bien, y ninguno digno de castigo. Si bien muertos tuvimos, porque el frente no distinguió de orígenes, la vida en el pueblo siguió su curso ajenos a requetés, y a escarnios. Con su placa de la Constitución colgada en la esquina del edificio municipal, resistiendo el paso del tiempo, de la guerra, de la dictadura, de la dictablanda y de la nueva democracia. Aquí os dejamos su foto.
En nuestro pueblo no hubo ningún ajusticiado durante la guerra civil, porque cuando llegó el momento de las sacas y las limpias, el señor alcalde y el cura, los dos a una, se avinieron a decir que en este pueblo todos los hombres lo eran de bien, y ninguno digno de castigo. Si bien muertos tuvimos, porque el frente no distinguió de orígenes, la vida en el pueblo siguió su curso ajenos a requetés, y a escarnios. Con su placa de la Constitución colgada en la esquina del edificio municipal, resistiendo el paso del tiempo, de la guerra, de la dictadura, de la dictablanda y de la nueva democracia. Aquí os dejamos su foto.
Un abrazo a todos, esta semana os dejamos con el delantal ya preparado y las manos en la tierra. Y que ¡viva la Tercera República!.