martes, 22 de mayo de 2012

ALLÁ VA LA DESPEDIDA (JOTA CASTELLANA)


Querid@s amig@s,

Se veía venir, muchos desde antes de verlo nosotros mismos, supongo que porque no queríamos y hemos luchado contra esta posibilidad. Algunos ya los sabéis porque, confesores nuestros, amigos donde los haya, lo habéis ido viviendo en tiempo real.

La Alegría de la Rehuerta, y nosotros con ella, dejamos esta tierra y trashumamos a otra. Dani Finch Hutton se fue de safari con la intención de que durara poco, y a estas alturas ya sabemos que no podrá volver. El arreglo del desaguisado del bar se ha aliado con esta crisis de las tijeras, donde el humano de a pie sencillo y honrado que se gana el sustento con el jornal de su frente, ve recortado cada vez más su poder adquisitivo. El hecho es que Finch Hutton tiene trabajo, es la muestra de macho humano medio español que aun lo conserva, y yo solo dos manos, que son insuficientes del todo para tanto terruño a cultivar. Llego tarde y poco a tanto como hay que hacer para tener cosecha y poder suministrarla. Y a mi vida y familia que ha quedado en segundo término, y eso no puede ser. Se impuso pararse a pensar y decidimos que Von Blixen (yo) diera el paso de soltar las colinas y marcharse no a Dinamarca si no también al safari, aunque seguro que yo me vuelvo a liar la manta a la cabeza y en dos días estoy de nuevo defendiendo a los elefantes de los Reyes de España.

Cuando llegamos a estas Tierras Altas sabíamos de las dificultades, de la despoblación y de la lucha de unos poquitos titanes por mantenerla viva (gracias Dioni), y no arredramos. Cuando comenzamos con la horticultura ecológica tampoco nos asustamos, y pusimos en marcha este proyecto, convencidos de que son más bocas las que comen que las que producen, y que todavía las cabezas y las conciencias tienen el control sobre los estómagos. Creímos en la gente, porque nosotros somos gente y creemos en nosotros. Poquito a poco fue saliendo. Y entonces nos dejamos llevar por la pasión, y las ganas que se impusieron sobre la cabeza, asumiendo un proyecto que habíamos rechazado en momentos de mayor sensatez, sabiendo que no podríamos llevar a buen puerto, así nos embarcamos en el bar restaurante. Lo financiamos y lo asumimos, sin que venga un estado a rescatarnos como si de un Bankia se tratara. Esta es la vida real, con minúscula y sin coronas. Y aprendimos algo que ya sabíamos: que dos manos no sostienen el mundo y que con las ganas solo no se puede: hacen falta refuerzos.

Las aventuras y los riesgos corridos nos han hecho aprender (muchísimo), y disfrutar y ser felices, en definitiva VIVIR. Y ahora toca seguir viviendo con coherencia y con independencia, que dentro de nada es lo único que nos va a quedar a todos.

Los tres años pasados aquí nos han dado muchísimo, entre otras cosas dos pueblos en lugar de uno, porque también nos sentimos un poco hijos de Amayuelas, ¡con tanto como nos han enseñado!. Son amigos que nos llevamos allá donde estemos.

Y también nos ha dado a Dani de Camp de la Sort (¡gracias Ángeles!). Dani (no confundir con el nuestro, el Finch Hutton) vive y tiene su proyecto vital en Bonastre. Durante unos años ha cultivado la tierra y vendido sus productos como nosotros, directamente al consumidor final, con mucha sangre, sudor, lágrimas y tiempo, y mucha ilusión y convencimiento. Ahora da un paso más, con más tierra y producción, ya no solo huerta, también frutales, y olivos y unas orondas, sanas y corretonas gallinas para producir huevos... ir cerrando ciclos. Y generoso, nos ha ofrecido la posibilidad de participar de este proyecto, cultivando parte de ese terreno fértil de siete hectáreas que miran al mar de Tarragona.

Así que este no es un adiós, es sólo un hasta ahora, porque estamos embarcados en la mudanza a estas nuevas tierras, empaquetando aperos y amigos y recuerdos, para dentro de un mes escaso poder estar ya en el nuevo destino. Por eso no hemos puesto en estas rehuertas la planta de verano, porque la cosecha saldrá de Bonastre ya, y aquí va quedando poquito, de la producción primaveral, que por supuesto sigue entera a vuestra disposición.

Hasta que terminemos de desmontarlo todo e instalarnos allí, tal vez andemos un poco menos comunicativos, pero en cuanto estemos de nuevo operativos volveremos a la carga con todo de nuevo, y con más ganas, energías y productos, no os quepa duda. Y esta vez con todo lo aprendido vamos a intentar que salga bien.

Un abrazo enorme a tod@s, gracias por acompañarnos en esta aventura, y para el pueblo no tenemos palabras para agradeceros tanto como nos habéis dado. Nos llevamos un cachito de Fuentes en el corazón, y a partir de ahora, y como tantos otros, seremos un poco fuenterreños que viven fuera, con el privilegio de haber podido también vivir dentro.