miércoles, 25 de enero de 2012

FUENTINTONG POST: ¡SERÁ POR NOVEDADES!

Querid@s amig@s tod@s,

Otra semana más con las verduras en ristre y las rehuertas hermosas. El tiempo nos está dando demasiada tregua, y esto no puede ser, ¡qué pena no haber plantado tomates en septiembre!. Me consta que llover no llueve en ninguna parte, pero que si que está haciendo frío por otros lares. Aquí seguimos primaverales y mientras escribo me acompaña una hormiguilla minúscula caminando por el ordenador, tengo en casa más de tres gardenias para mi, y unos cuantas pensamientos en unas macetillas de la calle (je, je, que dicho así...). Si no refresca un poco próximamente, van a espigar las coles y a florecer los brócoles y las coliflores.

Bueno, pues esta semana llegamos con reediciones, novedades e incorporaciones.

Vuelven a nuestra lista de verdurillas las alcachofas, la lombarda y las setas de chopo.

Incorporamos como productos nuevos la pera conferencia (de Navarra) y los kiwis (asturianos) y sólo ahora que ya tenemos cosecha en nuestro país, porque prácticamente todos los que se podían encontrar en el mercado hasta ahora venían de Nueva Zelanda.

Añadimos también más variedad de legumbre de las cosechas de Pablo de Avia y de Carlos de Saldaña: las alubias canelas y las alubias pintas, y en breve esperamos poder ofreceros también la alubia arrocina, de esta hay muy poquitas existencias, pero la tenemos reservada. Es una alubia muy delicada, pequeñita y fina, que se utiliza como las pochas. Otra exquisitez más del campo.

De Mamen y José Félix incorporamos las mazorcas de maíz para palomitas. Además de riquísimas, son estupendas para enseñar a los niños, que las palomitas vienen del campo, de nuestras huertas, y no de las bolsas de papel para microondas que se encuentran en los supermercados :). Por otro lado esta es una variedad no híbrida ni modificada genéticamente, en un momento en que ya es prácticamente imposible encontrar en el mundo maíces que no sean transgénicos, solo por eso ya valen la pena. Al no ser transgénicos, también se pueden sembrar en primavera unos granillos en una maceta o jardín, para que crezcan y vuelven a dar mazorcas y compañía en las tardes de película. Todo un lujo asiático.

Y finalmente la última y estelar incorporación: los jabones y cremas artesanos, de Guille, realizados con ingredientes naturales y ecológicos. Jovencete recién cuarentañero, ha abierto una empresita taller ubicado en Amayuelas, desde donde nos cocina esta delicatessen de jabón y potingues terapéuticos. Desde hace unos poquitos meses en casa ya solo utilizamos sus productos, y os puedo contar que ya no sabría volver a los que podemos encontrar en los “súper”. Merece la pena probarlos y utilizarlos, no solo por lo saludable que resulta mimar al cuerpo (y al medio ambiente) con productos que se escapan de la química petrolera y convencional, también porque siempre es una buena noticia que hay que apoyar y celebrar que otra persona se instale en un pequeño pueblo con un proyecto productivo. Todos nuestros ánimos y ¡adelante!. Podéis visitarle y dejar vuestros ánimos y opiniones en este enlace de su empresa Vinca per Vinca.

Más cositas buenas. Ya tenemos en Soria Banco del Tiempo, donde todos podemos intercambiar conocimientos y servicios que podemos prestar por todos aquellos conocimiento que no tenemos y servicios que podemos necesitar. Es interesante y solidario, y una suerte tenerlo a nuestra disposición. Si queréis más información haced clic.

Un abrazo muy fuerte a tod@s y ¡mucha salud y buenos alimentos!

lunes, 23 de enero de 2012

CON MUCHO CARIÑO A FORGES... BOINAS Y BLASILLAS

Querido, sublime y magistral Forges,

Desde hace tiempo creo que es usted una de las pocas mentes lúcidas que tenemos circulando por el mundo, capaz de convertir a sus personajes en portavoces de lo que muchos pensamos a veces sin darnos cuenta y expresarlo con un guiño de humor, de ternura, y tan certéramente.

Aplaudí y en persona, por merecido, el Premio Mujer Progresista que se le concedió, el primer hombre en recibirlo y quizá el único en tanto tiempo, aplaudo tantos otros premios merecidos ya concedidos o por conceder. Aplaudo cada firma que nos recuerda las causas que debemos mantener presentes, y aplaudo cada texto en boca de sus Blasillas, que reivindican la dignidad y lucidez de nuestras abuelillas del campo.

Y desde ese cariño que le profeso, aun sin conocerle más que a través de la voz de sus viñetas y de su repercusión pública, le diré, que ayer domingo 22 de enero, por primera vez discrepé pensando que esa boina que caía amenazante sobre los aldeanos preocupados por “el retorno al pasado” no era un artilugio bien elegido.

Todavía el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española ofrece como segunda acepción de la palabra rural la siguiente definición: “Inculto, tosco, apegado a cosas lugareñas”. En contraposición a urbano, también en su segunda acepción: “Cortés, atento y de buen modo”. Y siendo tan falso e injusto, aun en 2012 los lugareños rurales no hemos conseguido sacudirnos ese san benito, porque es una idea que prevalece gracias a muchos años de desconocimiento y desprestigio.

El campo, reducto ya de irreductibles valientes en el mejor de los casos, a veces osario de abuelos esperando el último suspiro en su tierra sabedores de con ellos desaparecerá su pueblo, es una fuente de sabiduría despreciada, que por ese vapuleo de la historia, casi unánime, ha superado ya el peligro de extinción para habitar casi en la fase terminal. Existe entre los que quedamos en los pueblos, unos por resistencia, otros como fruto de una reflexión tan solo personal de que no encajábamos en los modos de las ciudades, el orgullo de ser de pueblo, y la avidez por recopilar y aprender lo que sabían nuestros rurales tachados peyoratívamente de “incultos, toscos, o de pasados obsoletos” antes de que ya no quede nadie que nos lo pueda enseñar.

Y para nosotros la boina, lejos de ser una amenaza de vuelta al pasado más carca (que nosotros también percibimos), es el símbolo de la tapa que cierra el tarrito de las esencias de quienes todavía saben convertir la tierra y sus ingredientes en alimento, y convivir con el cielo y saber sin consultar el AEMET si mañana lloverá o hará cierzo. Toda una sabiduría llena de dignidad y espero que de progreso.

Con todo mi afecto y respeto,



domingo, 8 de enero de 2012

¡QUÉ MAJOS LOS REYES MAGOS!

Querid@s amig@s,


Eran las siete y media de la tarde del día cinco y los niños y mayores de Fuentes oteaban con los ojillos ilusionados el camino que entra en el pueblo, deseando ver las lucecillas de la carroza de los Reyes. Frente a la casa del Abuelo Barrao, el nieto Javi emulaba al Abuelo y como siempre se hizo en este pueblo, daba la bienvenida a Sus Majestades, porrón en mano, para invitarles a visitar el pueblo y a sus hijos. Y eso hicieron los Reyes.


Porque este año los Reyes han acudido de casa en casa visitando y entregando sus regalillos a aquellos abuel@s y vecin@s con dificultades de movilidad o a aquellos que por seguir siendo niños, sienten con un corazón especial la visita de Sus Majestades.


La primera parada fue en casa de La Vitoria, que este verano tuvo la mala fortuna de sufrir una caída, y todavía convalece no del todo recuperada. Vitoria se emocionó, cómo no, casi tanto como Baltasar Tinín, sobre todo cuando la madre preguntaba donde estaba su hijo, que se estaba perdiendo tan ilustre visita.


La segunda parada fue en casa de Cote, que a esas horas ya estaba cenando ¡y casi se atraganta por la sorpresa!


Luego a casa de Mariílla, abuela del pueblo que con sus ojillos de mujer menudita recogidita por el peso de sus muchos años, echaba mano de su memoria de otros tiempos en el pueblo, cuando la cabalgata se hacía a caballo, y recorría desde Magaña a Cerbón, y preguntaba “y vosotros ¿quienes sois?”. Petra, su hija, respondía “Los Reyes Magos, madre, son los Reyes Magos”, y ella añadía, “si, ya, pero ¿quienes sois?”. Porque en este pueblo también se guarda un histórico de los afortunados que por un día o varios tuvieron la suerte de ser Melchor, Gaspar o Baltasar.


Descendiendo la calle, los Reyes llegaron hasta la casa de Rafa, que preparado, recibió a Sus Majestades en la puerta.


Y después a casa de Manolo el de la Isidra, a visitar a su niña, emocionada, feliz, cuya risa se llevaron los Reyes como uno de los mejores regalos que a ellos mismos le iban a hacer en aquella noche.


Y a casa de Pura y Manolita. Pura está afectada por una enfermedad que le ha paralizado el diafragama, de esta manera no puede respirar sin la ayuda de una máquina a la que tiene que estar conectada para tener aliento, y que le resta vida y movilidad. Los reyes le trajeron un detallito como presente y se ve que mucho aire fresco, porque durante un ratito en la visita pudo recibirles sin el respirador.


Y tras este recorrido, los Reyes se fueron a demostrar su cariño a todos los niños del pueblo, que esperaban en un ¡ay! de nervios y emoción. Alli entregaron unos regalitos, anticipo de lo que llegaría por la noche, en la que agotados por las emociones del día y las carreras echadas en la plaza, dormirían con un ojo abierto, para sorprender a los Reyes.


Por último Baltasar se dirigió a los niños, explicándoles que este había sido un año muy duro, especialmente para ellos, encargados de repartir ilusión en forma de los juguetes que los niños quieren. Este año con las dificultades que tocan en el mundo, muchos niños no verían sus sueños cumplidos, y que otros muchos, como nuestros hijos afortunados debían pensar en la suerte que tienen recibiendo la visita de los Reyes.


Añado yo, que si bien los niños cuando escriben la carta, llenan líneas con juguetes, y regalos, nunca ponen el único regalo que dan por sentado de nuestra parte, y que en su inocencia no saben que los padres a veces no sabemos dárselo y por eso no lo hacemos. El mejor regalo que se me ocurre a mi para nuestros hijos es quererles mucho, y querer pasar tiempo con ellos y enseñarles también, para que durante todo su tiempo en el mundo puedan ser buenas personas y en lo que podamos, ayudarles a ser felices.


Y tras este momento especial, los Reyes Magos desaparecieron por la cuesta de la calle de Manolito y Maruja entregados a sus mágicos quéhaceres, dejando el bar lleno de papeles, risas y niños, y de una cenola de fraternidad que duró hasta las tantas, que juntó a más de cuarenta vecinos y que colaboró a que al día siguiente los Fuenterreños amaneciéramos con los regalos de Sus Majestades, y un poquito de resaquilla.


Otro año más (y qué gusto da decirlo) esta ha sido la crónica que tanto me gusta escribir: la de la visita de los Reyes. Un abrazo a tod@s.